"El Becariado" que gran invento. (Sobre todo para el que no paga).

Parece ser que últimamente se ha puesto de moda sacar a dominio público el tema de los becarios que diversos "famosetes"tienen en sus empresas. Por ello haré una breve introducción de como veo yo las cosas.

La figura del aprendiz existe desde el año de la "Polka". Bien fuese por necesidad económica en tiempos más añejos, o más próximamente el famoso "pues si no quieres estudiar, te buscas un trabajo" muchos y muchas jóvenes iniciaron su carrera laboral aprendiendo desde el escalón más bajo sendas profesiones con las que finalmente intentar buscarse la vida de la manera más digna posible, sacando en un principio "para los gastillos". Todos conocemos a alguna persona mayor que comenzando como aprendiz se jubiló año después en aquella misma empresa.Esto, salvo contadísimas excepciones, ya pasó a la historia.

Actualmente se ha sustituido el término aprendiz por el de becario. 

Cualquier persona que esté medianamente en el mundo, alcanza a comprender que un chaval o chavala que este finalizando sus estudios esté becado llevando a cabo unas prácticas en empresa, un par de meses o tres, para que se vaya coscando de lo que va la cosa y adquiera soltura en el desempeño de las labores a realizar. (Seguramente las más pesadas y menos gratificantes). Pero lo que no resulta de recibo es el aprovechar que el Pisuerga pasa por Valladolid teniendo multidud de becarios para ahorrarse pagar. Jodiendo el mercado laboral en favor de un interés propio, dejando en la estacada a profesionales experimentados merecedores de un sueldo digno y perdiendo por ello el estado las cargas sociales correspondientes. Sin contar la cotización  para la hora del la jubilo.

Los que estamos algo "baqueteados" hemos escuchado la típica frase de: "Bastante ganan con lo que les estoy enseñando" o la de: "Buah, pues cuando yo empezaba era mil veces peor". Justificando el refrán que dice "Ni ares a quien aró, ni sirvas a quien sirvió".

Así pues,  opino que es necesario usar el sentido común. Tener becado a un aprendiz el tiempo justo y necesario para adaptarse a sus nuevas funciones. Contratarlo a prueba y si demuestra valía,  ir renovándolo. Porque no hay que olvidar que el empresario arriesga mucho. Lo que no se puede permitir es que se acostumbren a quedarse por la cara con el sueldo de espaldas ajenas. 






10 de Mayo del 2.017
José Daniel Lloret Murillo

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