Los de los pedestalitos

El chupatintas que en tiempos tuvo bigote y al que los nostálgicos del gin tónic, los importados coches que ¿a quién le importan? (pues quien sabe los kilómetros que portan) y el pádel  echaban de menos, tenía ganas de chupar cámara porque la cámara de la rueda delantera del Partido Impopular, el tal Casado, al que en los sondeos se le ve cascado en términos de recolección de voto (se acerca la vendimia) no vale ni para taco de escopeta.

Mientras los Másters y las tesis se siguen doctorando en cortinaje de humo que provoca ganas de llorar de vergüenza. Efecto del gas lacrimógeno de la poca seriedad.

Cortinas de humo pues, mientras se representan todos estos sainetes cuarteteros (por ser de cuarta) apoyados en el estrés del ciudadano común para salir adelante en el desorden premeditado en que ruedan las horas en la noria de este país llamado España, que parece foráneo a Europa en cuestión de derechos pero muy perteneciente a esta en cuestión de deberes.

Objetivo fundamental: Que las élites se mantengan en su pedestalito para no mancharse los pies de fango. Y los corrientes, si tienen huevos, que se muevan por arenas movedizas y si se ahogan ¡Que les jodan! Todo esto mientras les apoyan los pobres de derechas, súbditos descoronados del rastrerismo servíl y guarro, pajes irreales con más trampas que un pajaritero.

Y sin  progresar en derechos, solo en deberes, en pleno 2.018, a base de miguita de pan y patada en el culo.

Tengo fe en que esto cambiará, pues no se puede sostener firmemente una mesa con solo dos patas. Pedro Sánchez, habrá quien no lo crea, se postula para hacer cosas de provecho para la sociedad (se acuerda del dolor que hace la puya a entrar) y desde Europa se proyectan cambios importantes para el país ¿Qué sentido tiene dejar en la ruina un negocio que puede funcionar por si mismo? ¿Para mantener a los de los pedestalitos? No me hagan reír.







José Daniel Lloret Murillo
19 de Septiembre de 2018

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