Oídos sordos

Aquellos tiempos se marcharon. Sí, amigos.

Fechas en blanco y negro a las que vestían de color la abundancia de trabajo y la prosperidad económica que tupieron esta zona de gente y de servicios. De esto, en poco tiempo, bastante menos del que muchos equivocados piensan, no quedará ni la calavera.

Aquí, nos pese o no nos pese, la cultura del pasotismo y del "aquí nos las den todas", más que en costumbre se han convertido en norma y más que en norma, en religión. ¡Y venga procesiones!

Hace ya por lo menos veinte años que están sonando los tambores del apocalipsis, que se tañen por no soplarlos, y nadie los echará en cuenta hasta que vean disminuida su diminuta fortunilla en bienes, después de toda una vida trabajando.

Lo que antes fueron duros serán reales.

Vivir en crisis de empleo permanente nos hace perder a todos, no nos engañemos.

Entonces, cuando los "despistados" se lleven la sorpresa que veían hasta los ciegos, más de uno y más de una querrán protestar.

Que si soy tan listo, ¿Cuál será la respuesta?

Les harán oídos sordos.









José Daniel Lloret Murillo

18 de Marzo de 2019

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