...y Mayo habrá vencido a Noviembre

Todo aquel que se haga llamar persona alberga sueños e ilusiones seguramente forjados en los primeros pasos dados en el celeste parque donde se encuentran los columpios de la inocencia primera. Ilusiones que intentará minar el prójimo como "buen" justiciero beodo de limitaciones alcoholizado de rabia e impotencia.

Cual cañones de escopeta asomando entre la espesura vasta y taimada de las relaciones personales buscan tumbar la paloma que más libre va volando porque "quien se ha creído para no hocicar  revolcada en el barrizal de las lluvias abundantes".

Quieren obligarla a pagar la culpa de que el pluviómetro esté colocado sobre alambre de espino y duela. Persiguen importunarla al sentir desazón por su vuelo como si el grácil ave no llevase a cuestas la pena de sentirse sin tierra. Solamente el destino podrá frustrar su ascenso, pues apunta este más alto que los fríos cañones que pretenden plomear el batir de sus anhelos más puros.

Yermas intenciones, por equivocadas, pues en el hipotético caso de que acertasen el tiro, en el mismo instante  en que sonase el estrepitoso golpe del noble ave contra el suelo, estarán naciendo 20 palomas más y junto a ellas, sus sueños.

Y os diré lo que pasará justo cuando la pólvora esté a punto de consumirse del todo, mirarán hacia atrás de reojo y Mayo habrá vencido a Noviembre, la hierba habrá crecido alta y las mariposas seguirán vistiendo un millón de colores.





José Daniel Lloret Murillo

26 de Noviembre de 2019

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